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Marelen Castillo, la académica que se convirtió en fórmula vicepresidencial de Rodolfo Hernández
Caleña, ingeniera, doctora, madre de dos hijos y, ahora, muy cerca de ser la segunda vicepresidenta en la historia de Colombia de la mano del exalcalde de Bucaramanga. Ambos llegaron a la segunda vuelta con casi seis millones de votos.
Luego de que la periodista Paola Ochoa declinara de su aspiración a la vicepresidencia de Colombia como fórmula de Rodolfo Hernández, el Ingeniero tuvo que buscar a alguien más. Fue en ese entonces cuando llegó Marelen Castillo. ¿Quién es en realidad esta mujer que hasta hace pocos meses no tenía relación alguna con la política?
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Rodolfo Hernández escogió a Marelen Castillo, académica e investigadora, como su mano derecha rumbo a la presidencia de Colombia. Nacida hace 53 años en el barrio La Base, en Cali (Valle del Cauca), esta ferviente católica -al igual que el ingeniero, primer punto en común- se ha dedicado toda su vida a educarse, a estudiar. Se graduó como química y bióloga de la Universidad Santiago de Cali, pero, además, cursó ingeniería industrial en la Universidad Autónoma de Occidente.
Su carrera universitaria no terminó ahí y escaló hasta ser la rectora encargada de la Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium, no sin antes obtener su título de maestría en Administración en el Tecnológico de Monterrey y convertirse en doctora en Educación con un énfasis en Liderazgo Educacional.
En Bogotá, la Corporación Universitaria Minuto de Dios la acogió como su nueva casa: en su carrera como administrativa. Fue vicerrectora y, después, pasó a ser rectora de la Uniminuto Virtual y a Distancia. Hasta ese momento, todo estaba centrado en la vida educativa, rodeada de estudio, títulos, conocimiento y universidades. No había tenido contacto con la política hasta que, hace menos de tres meses, recibió una llamada.
El llamado del ingeniero
La oratoria de Marelen Castillo fue una de las características que más le llamaron la atención al rector de la Uniminuto quien, sin que ella se diera cuenta, le envió su hoja de vida a Rodolfo Hernández. Pensaba que su discurso debía ir más allá de las aulas y trascender al escenario político, mismo criterio tuvo el exalcalde de Bucaramanga y se interesó en ella para ir palmo a palmo rumbo a la Casa de Nariño. Ya antes le había ofrecido ser su fórmula a muchas mujeres del país, y, con la renuncia de Paola Ochoa, el apremio por buscar una figura femenina destacada creció.
Castillo, que apenas había escuchado el nombre de Hernández, así como su paso por la alcaldía de la capital santandereana, aceptó ser su mano derecha, enfocando su campaña en la educación y, como no podía ser de otra manera, replicando buena parte del discurso ‘anticorrupción’ del ingeniero. Acudió a su retórica y al extenso paso por la academia para engalanar las propuestas del nacido en Piedecuesta que, por demás, son una incógnita en algunos temas.
La independencia del uribismo, es su bandera: “Queremos cuidar el centavo de los colombianos para que nos alcance la plata y podamos dar respuesta a todas las necesidades del país. Hoy somos una oportunidad diferente para el país”, expresó en un debate de candidatos vicepresidenciales hecho por Semana, y ahora, está muy cerca de ser la segunda vicepresidenta en la historia de Colombia.
Revista Viernes Cultural