La coronación del rey Carlos de Reino Unido es un evento que causa furor a nivel mundial. Luego de ocho meses de luto tras la muerte de la reina Isabel II, llegará el momento y el hijo mayor de la monarca británica recibirá la corona el sábado 6 de mayo en una fastuosa ceremonia a la que asistirán representantes de la Commonwealth, jefes de estado, presidentes y desde luego integrantes de la realeza mundial. Junto a Carlos también será coronada su esposa Camila Parker, situación que ha generado especulaciones en torno a la aceptación de la realeza británica en Inglaterra.
Será una fecha histórica, pues la última coronación fue la de reina Isabel II como monarca del Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Pakistán y Ceilán se llevó a cabo el 2 de junio de 1953 y tras su muerte su hijo heredará el trono. Si bien la coronación causa expectativa alrededor del mundo.
Últimas noticias de la coronación del rey Carlos III hoy 4 de mayo
El rey Carlos III será coronado el sábado 6 de mayo en un evento muy protocolario que iniciará con la Cabalgata del Rey desde el palacio de Buckingham por la mañana. Para posteriormente recibir en su cabeza la corona que lo nombra monarca del Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Pakistán y Ceilán, por lo que tendrá que estrechar las manos de los representantes de esos países, así como de los jefes de estado que acuden a la ceremonia.
La coronación se llevará a cabo en la Abadía de Westminster, donde han sido coronados 39 monarcas británicos desde Guillermo el Conquistador en 1066, incluyendo a la reina Isabel II. La fastuosa ceremonia será dirigida por Justin Welby, arzobispo de Canterbury.
Expectación y protestas ante la primera coronación de un rey británico en 70 años
Setenta años después de su madre, Carlos III será coronado este sábado en una ceremonia cargada de tradición y simbolismo, única en Europa, que reunirá a miles de admiradores en Londres pero no estará exenta de protestas antimonárquicas. Los invitados extranjeros, desde el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a los reyes Felipe VI y Letizia de España, pasando por la primera dama estadounidense Jill Biden, iban llegando a Londres donde el monarca dará el viernes por la tarde una recepción en su honor.
Fans de la realeza acampan desde hace días en el Mall, la larga avenida que conduce al Palacio de Buckingham, para asegurarse un lugar en primera fila desde donde ver el cortejo real. «Es un momento histórico. Somos muy afortunados de vivir una coronación», afirma Marie Scott, de 52 años, asegurando que ver los eventos reales en persona no es lo mismo que por televisión.
Otros, como Mimi Gill, una estadounidense de 43 años fan de la serie de Netflix «The Crown», no solo disfrutarán siguiéndolo por la pequeña pantalla, sino que lo comentarán en directo en las redes sociales con «fans de todo el mundo». Y miles de turistas desembarcarán en Londres esperando disfrutar de la celebración en sus calles decoradas con banderas británicas y símbolos reales.
La ceremonia retomará elementos con siglos de historia, como las joyas de la corona, pero se verá modernizada con la participación de mujeres obispos, líderes religiosos de grupos minoritarios y una lista de invitados basada en la «meritocracia» en lugar de la «aristocracia». También tendrá su parte la temática ambiental, con un óleo de unción vegano y prendas ceremoniales recicladas.
Desinterés de los jóvenes en la monarquía
«Es un momento de enorme orgullo nacional», afirmó el viernes el primer ministro británico, Rishi Sunak. «Es una expresión de nuestro carácter nacional y una oportunidad para mirar hacia el futuro», agregó. Pero si la coronación de Isabel II en 1953 fue seguida por 27 de los entonces 36 millones de británicos, esta despierta mucha menos expectación: 62% de encuestados afirmó no estar interesado, en un sondeo publicado por YouGov el jueves.
Otra encuesta del mismo gabinete indicó que un 25% de británicos preferiría un jefe de Estado electo, porcentaje que ascienden a 40% entre los jóvenes de 18 a 24 años. Coronado a los 74 años, ocho meses después de la muerte de su madre, Carlos III tiene la misión de modernizar la institución. Pero pese a su actitud cercana y cálida, su decisión de colaborar en la investigación sobre los lazos históricos de la monarquía con la esclavitud y su pasión de larga data por la ecología, le cuesta seducir a las nuevas generaciones.
Critican una costosa ceremonia
Carlos III, cuyo papel es meramente ceremonial y carece de todo poder político, llegó al trono en un Reino Unido confrontado a múltiples desafíos, desde las aspiraciones secesionistas en Escocia e Irlanda del Norte hasta la grave crisis por el coste de la vida. «No vivimos la misma vida, ahora mismo mucha gente está sufriendo» por la crisis, subraya Eden Eawit, una londinense de 38 años que lamenta el elevado coste de la ceremonia, de hasta 100 millones de libras (125 millones de dólares), según la prensa, principalmente debido a las fuertes medidas de seguridad.
El grupo antimonárquico «Republic» planea una protesta en el centro de Londres el sábado. Jamaica, país de la Commonwealth del que Carlos III también es rey, afirmó el jueves que quiere separarse de la corona británica. Y el primer ministro de Belice, Johnny Briceño, afirmó que su país será «probablemente» el próximo miembro de la Mancomunidad que se convierta en república, criticando el papel de Inglaterra en el tráfico de esclavos.
El rey, pese a todo, tuvo algunas satisfacciones, como cuando recibió el jueves a líderes de pueblos indígenas de Canadá y Brasil. Dos de ellos, Uyunkar Domingo Peas y Atossa Soltani, activistas de la Amazonía, le entregaron un tocado de plumas «en reconocimiento por su compromiso con la protección de la selva y el restablecimiento de la armonía entre la humanidad y la naturaleza».
El papa Francisco, que no viajará a Londres, estará representado por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin. Como ya ocurrió para el funeral de Isabel II en septiembre, Venezuela no fue invitada, al igual que otros países como Rusia y Afganistán. Otros, como Nicaragua y Corea del Norte, solo recibieron invitaciones para sus jefes de delegación.
Carlos III y Camila, de la impopularidad a una coronación largamente esperada
Carlos III, uno de los miembros más impopulares de la realeza británica hasta que subió al trono, es coronado a sus 74 años junto a la mujer que amó toda su vida y a la que acabó haciendo aceptar como reina. Nacido el 14 de noviembre de 1948 en el Palacio de Buckingham, Carlos Felipe Arturo Jorge Windsor fue el primero de los cuatro hijos de Isabel II y el príncipe Felipe.
Era un niño tímido y sensible cuando en 1958 fue nombrado príncipe de Gales. Luego fue enviado a estudiar a un austero internado en Escocia al que había asistido su padre y que en lugar de forjarle un carácter rudo, como este esperaba, fue para él un «infierno absoluto».
En 1970 se convirtió en el primer heredero de la corona británica con un diploma, de la universidad de Cambridge, donde estudió arqueología y antropología. Ese año conoció durante un partido de polo a Camilla Shand, miembro de la alta burguesía de provincias que se movía en sus mismos círculos sociales y de la que se enamoró.
Pero entre 1971 y 1976, el príncipe sirvió en la Marina británica y, para su desconcierto, mientras estaba de misión en el Caribe, Camilla se casó con otro de sus pretendientes, el mayor Andrew Parker Bowles, con quien tuvo dos hijos. Presionado para que él mismo se casara, en febrero de 1981 Carlos pidió en matrimonio a Diana Spencer, que entonces tenía 19 años.
La boda se celebró en julio y fue un gran festejo nacional. En 1982 nació el príncipe Guillermo y en 1984 su hermano Enrique. Pero aquel matrimonio fue un estrepitoso fracaso, que durante décadas lastró la popularidad del príncipe de Gales, a pesar de su intenso trabajo en causas caritativas y su defensa a ultranza de la ecología y la lucha contra el cambio climático.
La pareja se separó en 1992 y se divorció en 1996
Para entonces Carlos ya mantenía una aventura con Camilla, divorciada en 1995, que provocó sensación cuando la prensa publicó sus escandalosas conversaciones telefónicas íntimas. Tras la muerte de Diana en un accidente de tráfico en París en 1997, Carlos necesitó una intensa campaña de relaciones públicas para superar su gran impopularidad.
Camila, reconocida por la realeza
En 2005, Carlos se casó con Camila, a la que durante mucho tiempo los británicos vieron con desconfianza, considerándola responsable del fracaso de su matrimonio con Diana. Pero esta mujer extrovertida y risueña, de abundante cabellera rubia y voz grave, logró poco a poco ser aceptada y acabó ganándose la simpatía de los británicos.
Antes de fallecer, Isabel II expresó su «deseo sincero» de que cuando Carlos ascendiese al trono Camila fuera «conocida como reina consorte», en lugar de princesa. Ya era de por sí un gran paso. Pero cuando un mes antes de la coronación, el palacio presentó la invitación a la ceremonia, apareció designada simplemente como reina, sin el título de consorte.
Es un enorme salto para esta mujer de 75 años, que hasta la muerte de Isabel II en septiembre era sencillamente conocida como duquesa de Cornualles, pues optó por no usar el título de princesa de Gales, estrechamente asociado a Diana. Nacida el 17 de julio de 1947, hija del mayor Bruce Shand y de Rosemary Cubitt, ricos terratenientes, fue educada en las mejores escuelas privadas, en Londres, Francia y Suiza.
«Camila nunca tuvo la ambición de ser princesa, duquesa o reina. Quería simplemente estar junto al príncipe de Gales», afirmó Penny Junor, biógrafa de Carlos, en el décimo aniversario de su boda.
«Trabajan maravillosamente juntos»
Con sentido del humor, simplicidad y desenvoltura fue ganando visibilidad gracias a su compromiso con causas sociales.Desde hace años defiende a las víctimas de violaciones y agresiones sexuales. Otros de sus intereses son la salud, las artes, la literatura y la equitación, afición que compartía con Isabel II.
Acompañante fiel y serena, muchos han acabado reconociendo el impacto positivo del inquebrantable apoyo que brinda a su marido. Mostrando la imagen moderna de una familia recompuesta, la nueva reina quiso incluir a sus hijos y nietos en la ceremonia de coronación, junto a los de Carlos III.
La Abadía de Westminster, lugar clave en la historia de la monarquía británica
La Abadía de Westminster, donde el sábado será coronado el rey Carlos III, ha sido escenario de momentos clave en la historia de la monarquía británica durante casi mil años.
En este lugar, situado ahora en el centro de Londres, frente a la sede del Parlamento y cerca del Palacio de Buckingham, el rey Eduardo el Confesor construyó en la década de 1040 una iglesia de piedra sobre el emplazamiento de un antiguo monasterio benedictino fundado hacia el año 960.
La construcción de la imponente abadía gótica que hoy conocemos comenzó bajo el reinado de Enrique III en 1245.
Ha sido escenario de coronaciones, bodas y funerales de múltiples reyes, así como de celebraciones por el largo reinado de Isabel II, cuyo fallecimiento en septiembre de 2022 dio paso a un nuevo capítulo de la realeza, ahora encabezada por su hijo Carlos III.
Coronaciones
- Guillermo el Conquistador fue el primero en ser coronado en la abadía en 1066.
- Hasta la fecha, la Abadía ha acogido 39 coronaciones.
- En 1953, la princesa Isabel fue coronada Isabel II en la «silla de la coronación», un trono fabricado en 1300-1301.
- En su día contenía la «piedra de Scone», también conocida como «piedra del destino», que se utilizó durante siglos para coronar a los reyes de Escocia.
- Este bloque de arenisca fue robado brevemente por estudiantes escoceses en una audaz aventura en 1950, y accidentalmente se partió en dos.
- En 1996, en pleno auge del sentimiento independentista, la piedra fue devuelta simbólicamente a Escocia. Pero se acordó que sería devuelta del castillo de Edimburgo a Westminster para las coronaciones.
Bodas
- El edificio también ha sido escenario de bodas reales, la mayoría desde la Primera Guerra Mundial.
- La primera fue la boda del rey Enrique I con la princesa Matilde de Escocia el 11 de noviembre de 1100.
- Los abuelos de Carlos III, el príncipe Alberto (más tarde rey Jorge VI) e Isabel Bowes-Lyon se casaron allí en 1923.
- Y antes de convertirse en reina, su madre, la entonces princesa Isabel, se casó con Philip Mountbatten en Westminster en 1947, en plena posguerra mundial.
- La tía del rey, la princesa Margarita, y sus hermanos Ana y Andrés también se casaron allí.
- La última boda real celebrada en Westminster fue la de su hijo mayor y ahora heredero al trono, el príncipe Guillermo, que se casó con Catalina en 2011.
- Catorce años antes, en 1997, Guillermo asistió allí al funeral de su madre, la princesa Diana, fallecida en un accidente de coche en París.
Funerales
- Se calcula que 18 monarcas británicos están enterrados en la Abadía. El rey Jorge II fue el último, en 1760.
- Unas 3.300 personas han celebrado allí sus funerales, entre ellas figuras ilustres de la historia británica como Charles Dickens, Rudyard Kipling, Henry Purcell y ocho primeros ministros.
- El funeral de la reina Isabel II se celebró allí el 19 de septiembre ante 2.000 invitados.
- Las cenizas del astrofísico Stephen Hawking se depositaron también en la abadía, entre las tumbas de Isaac Newton y Charles Darwin.
- En este lugar está asimismo la sepultura del soldado desconocido, cuyo cuerpo fue repatriado desde la Europa continental tras la Primera Guerra Mundial.
«Peculiaridad real»
- La abadía, cuyo nombre completo es Collegiate Church of St Peter, Westminster, tiene el estatuto de «peculiaridad real», lo que significa que está exenta de otra jurisdicción eclesiástica que la del propio rey, líder de la Iglesia de Inglaterra.
- Puede albergar a unas 2.200 personas, aunque la mayoría no podrá ver la coronación de Carlos III debido al muro que separa la nave del coro.
- Los miembros de la familia real se sentarán lo más cerca posible del trono.
- En 1953, unas 8.250 personas asistieron a la coronación de Isabel II, gracias a unas gradas instaladas para la ocasión.
Oro y bordados, las prendas ceremoniales para la coronación de Carlos III
En su coronación del sábado en Londres, Carlos III lucirá las pesadas vestiduras doradas de sus antepasados, inspiradas en la indumentaria religiosa y destinadas a evocar una naturaleza divina de la realeza.
La mayoría de las prendas ya fueron llevadas por el abuelo de Carlos III, Jorge VI, en su coronación en 1937, y por su bisabuelo, Jorge V, en 1911.
Aunque es costumbre reutilizar algunas de estas prendas históricas, el rey usará también otras procedentes de coronaciones anteriores «en aras de la durabilidad y la eficiencia», afirmó el Palacio de Buckingham.
Estas son las prendas que el monarca vestirá durante la ceremonia, por orden de aparición.
Toga de Estado
La toga de Estado, una larga capa de terciopelo bordada, es llevada por el monarca a su llegada a la Abadía de Westminster. Carlos vestirá la que hizo fabricar Jorge VI, de terciopelo carmesí.
El forro y el encaje de esta prenda fueron conservados hasta la coronación por Ede and Ravenscroft, la sastrería más antigua de Londres que ha confeccionado ropa para todas las coronaciones desde la de los reyes Guillermo III y María II en 1689.
Camisa de lino blanco
El monarca vestirá una sencilla camisa de lino blanco para su unción con el óleo santo.
Colombium sindonis
En latín, el «colombium sindonis» es una prenda que se lleva después de la unción. Se trata de una túnica de lino blanco sin mangas, con un cuello simple cerrado por un solo botón. Ya fue utilizada por el rey Jorge VI.
Supertúnica
La «supertúnica» es una túnica de seda de manga larga, bordada de oro, que se viste después de la ceremonia de la unción. La prenda se confeccionó para el rey Jorge V y también la llevaron Jorge VI y la reina Isabel II en 1953. Pesa unos dos kilos. Su estilo ha cambiado poco desde la época medieval y se inspira en las vestiduras religiosas. La seda está tejida con finas piezas de oro.
Cinturón de coronación
Fabricado también en 1937, el «cinturón de espada de la coronación» está hecho de tela bordada en oro y tiene un cierre de oro. Se coloca alrededor de la cintura del monarca, sobre la «supertúnica». La hebilla del cinturón lleva estampados los emblemas nacionales. Su cierre sirve para sujetar la «espada de ofrenda», que se supone que protege el bien y castiga el mal.
Estola real
La larga y estrecha estola de seda bordada en oro se pone sobre los hombros del monarca. Es similar a las estolas que llevan los sacerdotes u obispos.
Manto imperial
Junto con la «supertúnica», el manto imperial es la otra prenda impresionante de la coronación. Esta larga capa, que llega hasta el suelo, se lleva sobre la supertúnica. Se confeccionó para la coronación de Jorge IV en 1821 y será la prenda más antigua utilizada en la ceremonia del sábado. Está confeccionado en tela dorada tejida con hilos de colores. Se cierra en el pecho con un broche de oro que representa un águila.
Los motivos del manto son rosas rojas, cardos azules, tréboles verdes, flores de lis y águilas. Pesa entre tres y cuatro kilos. Guillermo, el hijo mayor del rey Carlos y heredero al trono, ayudará a colocar el manto a su padre.
Guante de coronación
El monarca llevará este guante único de cuero blanco en la mano derecha, con la que sostendrá el cetro del soberano y la cruz durante la ceremonia. Este guante fue confeccionado para el rey Jorge VI. El puño está bordado con emblemas nacionales como rosas, tréboles, cardos y bellotas en hilo metálico dorado.
Toga de gala
Las togas de gala, que los monarcas coronados llevan al salir de la abadía, son más personales que las togas de Estado que visten al entrar en la iglesia. Carlos III utilizará la toga de terciopelo de seda púrpura con bordados dorados de su abuelo Jorge VI.