En América Latina urge transitar hacia una “Sociedad del Cuidado”
La Segunda Vicepresidenta de la Cámara de Representantes, Erika Tatiana Sánchez Pinto, fue invitada a participar en la XV Conferencia Regional Sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que se llevó a cabo en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, cuyo tema central para esta versión fue “La Economía del Cuidado”.
En este evento, que es el principal Foro intergubernamental regional de las Naciones Unidas sobre los derechos de las mujeres y la igualdad de género, participaron más de 100 congresistas de diferentes países, representantes de la academia, la sociedad civil y de movimientos de mujeres y LGBTIQ+, quienes tuvieron la oportunidad de compartir experiencias y hacer aportes frente a la situación que se vive en sus regiones en torno a este tema.
Para la Segunda Vicepresidenta, no solo en Colombia sino en el mundo, “la sobrecarga del trabajo que no se paga, recae fundamentalmente en las mujeres, de manera que dedican más del doble del tiempo al trabajo no remunerado, es decir a cumplir funciones de cuidado y domésticas, lo cual limita su propio desarrollo, sus oportunidades educativas y laborales y les deja menos tiempo para el descanso, el ocio, la participación comunitaria, social y política”.
De acuerdo con la última encuesta sobre el “Uso del Tiempo”, llevada a cabo en el 2021 por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas -DANE-, en promedio las mujeres dedicaron 8 horas y 15 minutos diarios a trabajos domésticos y de cuidado no remunerado, mientras que el hombre promedio solo gastó 3 horas y 21 minutos de su día”.
Esta diferencia se profundizó mucho más no solo en Colombia sino en América Latina y el Caribe durante la pandemia. El traslado de la educación y los cuidados hacia el hogar produjo para las mujeres una sobrecarga de tareas relacionadas con el cuidado, sumándose a esto la perdida de los empleos de muchas de ellas.
En uno de los documentos presentados durante el encuentro en el cual participó la representante Erika Sánchez, se evidenció que a raíz de la pandemia se produjo un retroceso cercano a los 20 años, en los niveles de participación laboral de las mujeres en la región, limitando su autonomía económica; advirtiendo que el principal obstáculo para la plena inserción de las mujeres en el mercado laboral está relacionado con la sobrecarga del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.
En el texto también se advirtió que la carga total de trabajo de las mujeres, que incluye trabajo remunerado y no remunerado, es superior a la de los hombres en la población ocupada en todos los países y todos los grupos de edad, oscilando entre 6,3 y 29,5 horas por semana.
Así mismo, según cifras de la CEPAL, en América Latina y el Caribe, las mujeres dedican un 19,6% de su tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado mientras que los hombres solo un 7,3%, es decir, las mujeres dedican a estas actividades casi el triple del tiempo que ellos.
Es por esto que el Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar, indicó que “lograr la igualdad de género, la autonomía de las mujeres y el derecho al cuidado es parte central de la solución ante las crisis, un factor esencial para la recuperación económica de la región y para la construcción del modelo de desarrollo equitativo y sostenible al que todos aspiramos y queremos”.
Por su parte, la Segunda Vicepresidenta aseguró que es “urgente establecer medidas de conciliación laboral para la población masculina y femenina, que haga posible que los hombres se involucren más en los cuidados, como mecanismo de redistribución de las tareas no remuneradas. Así como lograr un mayor compromiso legislativo en las fases de diseño, operación, monitoreo y evaluación para el sistema de cuidados, la adecuación de marcos normativos y regulatorios para que hombres y mujeres puedan acceder a los servicios de cuidados de sus hijos y otras personas dependientes”.
En este último punto recalcó que se debe tener una especial atención a la regulación que rige el acceso a centros de cuidado y educación infantil, permisos de paternidad, licencias parentales, entre otras normas, que tradicionalmente han sido discriminatorias al centrar la responsabilidad del cuidado en las mujeres.