Compañeros en el Instituto de Ciencias Políticas de París, pasaron juntos la pandemia y regresaron al país a la campaña. Viven juntos en el apartamento de los Petro
Sofía Petro descubrió lo duro que es ser hija de su papá cuando tenía 14 años. Ya había conocido el fragor de una campaña presidencial cuando en el 2010, a los ocho años, esa figura borrosa, siempre ausente que fue su papá, la llevó a unas manifestaciones en Barranquilla. Sofía recuerda el calor, lo agobiada que estaba y, sobre todo, lo famoso que era ese hombre menudo de gafas.
En el colegio nadie le hacía comentarios ofensivos cuando era niña. Pero a los 14, cuando se enamoró del futbolista estrella del colegio, una tarde fue al cine con él. Antes de entrar a la película la mamá del chico las llevó en su carro hasta el teatro y antes de bajarse escuchó cuando la mujer decía “Esa guerrillerita”.
Ese fue el momento más duro de ser una de las hijas de Gustavo Petro. Era el 2013, su papá se acababa de convertir en el primer exguerrillero en ser alcalde de Bogotá. Las críticas por el manejo de las basuras lo arrasaban en los medios. Sin embargo, Sofía le puso al pecho a la brisa y lejos de arrugarse quiso fundirse en la política.
Cuando salió bachiller, en el 2018, con 16 años a cuestas, su papá buscaba por segunda vez la posibilidad de ser el primer líder de izquierda en ser presidente de Colombia. En ese momento si sintió la presión de ser la hija de uno de los hombres más amados y también más odiados del país.
Para ella era imposible, con el clima que se respiraba, ir a una universidad en Bogotá así que decidió irse a una universidad en París a estudiar política. Al principio estuvo sola, con la única compañía de sus hermanos mayores, Andrea, por parte de padre, y Nicolás Alcocer, el hijo que tuvo en su adolescencia Verónica.
París empezó a oler a pan fresco cuando conoció al joven español Arnau Martí, con quien tiene una relación desde el 2019, en los últimos meses antes de que se desatara la crisis de la pandemia.
Nacido en Valencia, España es estudiante del Instituto de Ciencias Políticas de París. Vivía con un amigo colombiano llamado Oscar y por intermedio de él conoció a Sofía. Vivían en Monmartre, el célebre Barrio Latino donde se formaron todas las vanguardias artísticas. Allí en una buhardilla los sorprendió la pandemia en marzo del 2020. Sofía, aunque empezaban el noviazgo, se arriesgó y se fue a vivir con los tres. Mientras matrimonios de años se rompían en la cuarentena, Sofía y Arnau consolidaron su relación y ya cumplieron dos años de estar juntos.
Sofía, quien había sido criticada porque en el 2018 intentó ayudar a su papá a ser presidente, asumió un papel fundamental para captar votos de feministas e, incluso, su intervención fue definitiva para que Petro escogiera como fórmula vicepresidencial a la líder ambiental Francia Márquez por encima de los que podrían presionar los gamonales políticos que se sumaron a la campaña del Pacto.
Sofía Petro se ha convertido en un hit en redes sociales y su cuenta en Twitter ha subido hasta superar los 100 mil seguidores-