Estar enamorado es una de las sensaciones más bonitas que una persona puede experimentar en la vida gracias a una serie de procesos químicos que ocurren dentro de nuestro cerebro y a la liberación de sustancias como la dopamina que nos dan felicidad y emoción nos inundan por completo hasta el grado de no dejar ver el lado positivo o incluso pasar por inadvertidos los defectos de la otra persona. Claro que al tratarse de una etapa en la que todo nuestro organismo se ve involucrada todo puede llegar a su fin o al menos esa es la conclusión a la que han llegado los expertos.
Por supuesto, una misma persona lo puede confirmar y es que cuantas veces no hemos escuchado a amigos o a nosotros mismos decir «ya no siento lo mismo» como una forma en la que el estar enamorado finalmente llegó a su fin y aunque para muchos esto ya parece terrible, lo cierto es que no tiene que ser así, pues el enamoramiento no es el único relacionado con el amor. Así que si alguna vez te has preguntado cuánto tiempo se puede sentir esta emoción inigualable (de la que todo el mundo habla durante el mes de febrero) te aconsejamos que no dejes de leer.
¿El enamoramiento caduca o no?, este es el debate de los expertos
Uno de los cuestionamientos más grandes entre el gremio científico y multidisciplinario es cuánto tiempo dura el enamoramiento o si realmente tiene un final, aunque aún no hay una respuesta clara pese a los estudios e investigaciones que se han realizado. El mejor ejemplo de lo anterior es un estudio de 2008 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en la que los expertos llegaron a la conclusión que este proceso sólo dura entre dos y cuatro años, ¿pero qué ocurre después?
Después de esto, asegura Georgina Montemayor de la Facultad de Medicina de la UNAM, el cerebro necesita encontrar otra «pasión romántica» que reavive todo el proceso químico al que se enfrenta el cuerpo, pues al enamorarse «se accionan las zonas que controlan emociones como el tálamo, la amígdala, el hipotálamo, el hipocampo, el giro cingulado y las partes del sistema límbico» y que ocasionan que sólo pensemos en el ser amado, según una cita de 20 minutos. En conclusión, todo lo que se activa es lo que nos lleva a sentir esa felicidad, emoción o «mariposas en el estómago», como muchos suelen resumirlo.
Lamentablemente sólo dura cuatro años antes que se busque un nuevo factor que reviva esta emoción; sin embargo, es importante aclarar que el enamoramiento sólo ocurre con una persona a la vez, es por ello que cuando aparecen por nuestra mente esos comentarios de «ya no siento lo mismo por mi pareja», también interviene el descontento. ¿La razón?, que en este proceso la dopamina deja de concentrarse en altos niveles y, por el contrario, aumentan los de oxitocina que aunque se conoce como la hormona del amor o reduce el estrés, se vuelve incompatible con la pasión hasta el grado de afectar otros aspectos como las relaciones sexuales.
La «buena» noticia es que aunque lo anterior tiene respaldo científico y otros estudios también encasillan el estar enamorado en un periodo de dos a tres años como máximo, no para todos los expertos las cosas funcionan de la misma manera y se deben de tomar en cuenta aspectos tanto psicológicos como sociales, en especial en un momento en el que las redes sociales nos llevan a la inmediatez y a lo breve.
Para el académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, Ricardo Trujillo, lo anterior no es propiamente un error, pero no debe de verse como la obligación de dejar a la pareja con la que se cumplieron los cuatro años de enamoramiento, ni mucho menos entenderlo como que al quedarse lo que se siente es apego, amor saludable o que simplemente el «infierno del amor». En cambio, se debe resaltar que:
«Lo que cambia no es el concepto o la afectividad, sino el tipo de sociedad en la que estamos que define ciertos vínculos y formas de interrelación. Estas formas de interrelación evidentemente tendrán efectos en nuestra afectividad», destacó.
Asimismo, abordó el tema del enamoramiento tomando en cuenta el exceso de objetos y la velocidad en la que se nos ofrece hasta llegar al punto en el que «lo palpable ya no nos es suficiente; necesitamos estar siempre movidos». Esta comparación sirve para explicar cómo los vínculos se han vuelto tan «fugaces» que terminan por afectar en cómo vemos o entendemos el amor. «Las parejas hoy en día a la segunda mirada ya se aburren», dice Ricardo Trujillo y es que se les pide superficialidad, movimiento e innovación.
«Yo me voy a relacionar en tanto el otro me satisfaga lo que le estoy demandando como un producto de consumo; como una Coca Cola, te acabas la botella y la desechas. Entonces mientras me des adrenalina, vamos a disfrutarlo; en cuanto se acabe, me busco otra relación», concluyó.
Así que si actualmente estás enamorado de tu pareja, no sólo hay que tomar en cuenta los procesos químicos que pasan por nuestro cerebro, sino también de aspectos como los anteriores y comenzar cuestionamientos antes de afirmar que el amor llegó a su fin, pues tal y como destacó el académico uno de los mayores problemas viene cuando esa inmediatez, velocidad y superficialidad nos lleva a que actualmente «nadie tiene tiempo, nadie quiere esforzarse ni trabajar” en pareja.