Hasta que se supo que la ganadora era Miss Estados Unidos —el país más triunfador del certamen con 9 candidatas— la última ceremonia de Miss Universo estuvo marcada por momentos inusuales.
Por primera vez se subía en la tarima como dueña del evento una mujer trans, la magnate tailandesa Anne Jakapong Jakrajutatip, quien recalcó en un aplaudido discurso la importancia del “poder del feminismo, la diversidad, la inclusión social y la equidad de género” para el concurso.
Sus palabras resonaron en un evento que ha perdido popularidad con los años, disminuyendo en cobertura mediática y audiencia, en medio de la suspensión de otras pasarelas de renombre internacional como Victoria´s Secrets.
La gala que se llevó a cabo el pasado fin de semana en el centro de convenciones Ernest N. Morial en Nueva Orleans postergó su realización por el mundial de Qatar. Igual que cada año, nacieron rumores sobre quiénes eran las favoritas o candidatas firmes a llevarse la corona. Y R’Bonney Gabriel, flamante ganadora representando a Miss Estados Unidos, fue siempre una de ellas.
Según el experto en reinados y administrador de @missologycol William De la Rosa, su “actitud, su cuerpo, su historia de vida, su profesión” la tuvieron siempre en la mira de los jurados y expertos. Gabriel, hija de un inmigrante filipino y de madre estadounidense, es diseñadora de moda con un enfoque ecoamigable y ha aprovechado su reconocimiento mundial para difundir su mensaje de cuidado medioambiental.
Sin embargo, el que Anne Jakapong Jakrajutatip sea también dueña de Miss USA, ha hecho poner en duda de si favoreció o no a dicha candidatura. A esto se añade que IMG, la empresa dueña del certamen, es también propietaria del reinado de Estados Unidos.
Se esperaba un cambio
Si la ganadora de Miss Universo hubiera sido Colombia o Venezuela, la nueva reina ya tendría un millón de seguidores en redes sociales, y no los poco más de 500.000 que tiene R’Bonney Gabriel, cree William De la Rosa. Este año “se esperaba que las bandas de peso no ganarían el certamen y que de pronto la ganadora sería de un país poco común”, sostiene.
Sobre la molestia que en redes ha generado la elección de la candidata norteamericana, De la Rosa opina que se debe a una “herida” por la “ilusión” de los latinoamericanos por la corona. “En el hotel de las candidatas, la gente gritaba que gane una latina, no importa cuál pero que gane una”.
Que la soberana de Colombia, María Fernanda Aristizábal, no estuviera entre las cinco finalistas, se debe, tal vez, según el experto, “a que la organización buscaba otro prototipo de belleza”, y resalta que entre las cinco no hubo ninguna rubia, y solo dos entre las 16 finalistas. “No dependía de ella, que lo hizo todo perfectamente”.
Tras 71 ediciones, el certamen busca implementar cambios para permanecer vigente. En la próxima cita se aceptarán candidatas casadas o con hijos, algo prohibido hasta el momento. Cabe recordar que en 2018 tuvo una representante trans, de España, hecho que causó revuelo. De la Rosa cree que la profundidad de estos cambios se verán en las futuras ediciones, si se presentan madres al concurso y amplían su pasarela.
Finalmente, si hubo justicia o no, queda en la percepción de cada seguidor del concurso, pero por ahora no se ha podido demostrar ningún favoritismo concreto.