Para Luisa Chimá, fundadora de las marcas Kaba y D’Luchi, las redes sociales y el marketing con influenciadores han sido claves en su éxito. Desde su experiencia, dice, es clave tener estrategias claras y no pretender que la inversión se vea reflejada en ventas inmediatas. Estos son sus consejos para emprendedores.
Una abogada paisa decidió dejar de lado su profesión para emprender y siete años después ya logra facturar 8 millones de dólares al año con sus tres marcas: D’Luchi, Kaba y La receta CBD, todo esto sin tener puntos de venta físicos. Luisa Chimá habló con Forbes sobre su trayectoria y sobre cómo las redes sociales han sido claves en su crecimiento.
“Es muy simple, le pasó a Kodak, cuando no apostó por el negocio de las cámaras digitales y terminó quebrando. Uno tiene que adaptarse a las tendencias que el mercado vaya trayendo”, explica Chimá al referirse a quienes hoy por hoy se niegan a abrir cuentas de Tiktok o de Instagram porque no se identifican con esas redes.
En 2014, cuando cursaba el tercer año de su carrera como abogada, decidió emprender vendiendo vestidos de baño y desde ese momento, aún cuando no existía el rol de los influenciadores en las redes sociales, se dio cuenta del potencial que tenía a través de esas plataformas. “Yo empecé enviándole mis productos a personas que tenían muchos amigos en Facebook o que eran ‘famosas’ dentro de la universidad. Ellas se tomaban fotos y les preguntaban en dónde los habían comprado, ahí empezó todo”, recuerda.
Años después su negocio se transformó a una marca de aceites bronceadores para mujeres y a la par las redes le abrieron una nueva puerta. Hoy ha llegado a pagar hasta 50 millones de pesos por contenidos digitales a reconocidos influenciadores del país. Dentro de su portafolio están figuras como ‘La Segura’, Mabel Cartagena, Lina Tejeiro, entre otros.
–¿Funciona esa estrategia de pagarle a los influenciadores?
¡Si no funcionara no lo haríamos!, responde. “Para mí el perfil digital de un influenciador es como un canal de televisión personalizado que llega a miles de personas que probablemente no conocen tu marca. Los resultados que puedas tener con esa publicidad dependen de la estrategia que haya detrás de ese contenido: darte a conocer, generar ventas, posicionar tu marca, etc”, agrega.
La empresaria es enfática en decir que el error de muchos emprendedores que sueñan con vender a través de redes es creer “que por pagarle 5 millones de pesos a un influenciador van a recibir de inmediato 5 millones de pesos en ventas, sin estrategia de fondo”.
En su caso, para este tipo de acciones, que se suman a la divulgación en televisión y medios impresos, la empresaria destina el 15% de las ganancias de la compañía. “Eso sí, acompañado de un buen producto, porque por más que le pagues a alguien, si tu producto no es bueno las redes también te van a pasar cuenta de cobro. Nosotros procuramos que quien nos promocione conozca realmente los productos, y si no le gustan no hay problema, le compensamos y preferimos no hacer la promoción”.
Actualmente sus tres empresas emplean de manera directa a 110 personas en Medellín y estiman que por cada empleo directo generan unos 8 indirectos. Sus productos ya se venden en Estados Unidos y México, en este último país tiene bodegas en Ciudad de México, Guadalajara y Monterey y espera seguir creciendo en la región.