«No puedo ni quiero esconderlo, imagino que salta a la vista: soy un hombre feliz. Y tengo la certeza de que esta condición me la da sentir la emoción de ver y protagonizar la realización de un deseo: me he casado con la mujer que amo». Así de dulce comenzó oficialmente y ante 1.400 invitados la vida marital de Letizia Ortiz y Felipe de Borbón. Nadie se sorprendió en la boda de este brindis tan tierno del entonces príncipe de Asturias. Letizia y Felipe se veían enamoradísimos.
En entrevistas, reportajes y libros recientes, este rey enamorado ha dado un vuelco fundamenal. «El rey está triste», le dicen a la periodista Mabel Galaz para «Letizia Real» (La Esfera de los Libros), su biografía de la reina Letizia. «Como me dicen algunas personas que lo conocen muy bien, le falta la alegría de vivir», desveló el periodista Juan Antonio Zarzalejos, autor de ‘Felipe VI. Un rey en la adversidad’, en una entrevista en XL Semanal.
Sin duda, las tensiones vividas en la familia real de las últimas dos décadas han hecho mella en el rey Felipe, en cuya madurez soporta el peso de la institución, de la decepción familiar y de los disgustos de pareja, que de esos también ha de haber. En todo caso, los primeros años de Letizia en Zarzuela fueron durísimos, con críticas terribles, rumores de todo tipo y, desafortunadamente, el trágico episodio del fallecimiento de su hermana pequeña, Erika.
En realidad, los rumores más insistentes al respecto de la relación de pareja entre Felipe y Letizia emergieron entre 2011 y 2013, coincidiendo con la afirmación de Letizia como princesa de Asturias, por fin desde su propia agenda oficial. Eran los tiempos en los que su obsesión por hacerlo bien la hacían parecer fría y soberbia. Galaz lo recuerda en su libro perfectamente y le da credibilidad a una época de tensiones que se visibilizaron en Palma de Mallorca.
«Se escuchaba con frecuencia a la princesa discrepar de su esposo y se planteó cuál era el estado de su matrimonio Este debate aumentó el verano de 2013, cuando Letizia abandonó Palma antes de lo previsto dejando en Marivent a su marido y a sus hijas. La respuesta oficiosa de Zarzuela y la de sus amigos siempre fue la misma: la relación de pareja de los príncipes de Asturias era sólida».
En las tertulias más contrarias a la ‘plebeyización’ que conllevaba Letizia, la visibilización de estas tensiones dio lugar a rumores de infidelidad y separación que, entonces, proliferaron. Los que conocen bien al rey Felipe ven del todo imposible algo así. «No hay un solo rey Borbón, salvo Carlos III, que se atuviese a la fidelidad matrimonial», sostuvo Zarzalejos. «Pero varias personas con las que he hablado me han asegurado que en ningún caso la Reina Letizia le consentiría a Felipe VI serle infiel».
Por qué discuten la reina Letizia y el rey Felipe
«Tienen broncas, como todo el mundo, pero nada más», le cuenta una fuente anónima a Galaz. «Letizia tiene mucha personalidad, como dejó claro el día del compromiso. Quiere tener voz propia. Pero se llevan muy bien. Ella es su más fiel aliada». La autora añade de su cosecha: «Forman un buen tándem. Son una parea que trabaja coordinada, que se apoya en sus tareas, son conscientes de que tienen por delante el cometido de encontrar el equilibrio en una sociedad que cada vez cuestiona más su existencia».
Parece haber bastante unanimidad en torno a la excelente relación que mantienen los reyes. «Son tal para cual, se complementan mucho», escribe la periodista Carmen Duerto en «Letizia, una mujer real» (Harper Collins). « Ella tiene sus prontos y él es reposado. Letizia es incansable, muy activa, parece no tener límites. Por eso Felipe le transmite sosiego. Se complementan por la disparidad del carácter. Además, Letizia tiene un gran sentido del humor que él aprecia porque se parte de la risa con sus comentarios».
Además de los caracteres complementarios, existe una cuestión que blinda a la pareja que forman Felipe y Letizia: su proyecto familiar e institucional. Su vida en común es clave. «La reina se ha entregado al apoyo a su marido en los momentos más difíciles y a la educación de sus hijas sin intermediarios. Lo Reyes han decidido crear un ambiente familiar que ellos no tuvieron, con afecto, cariño y con un área de confort emocional para los cuatro», ha explicado Zarzalejos.
También el proyecto institucional de traspasar la jefatura del Estado a Leonor supone un nexo irrompible entre ellos. «En estos tiempos convulsos, Letizia es un buen contrapeso para Felipe, tiempos en los que, con frecuencia, las cuestiones institucionales se entremezclan con las familiares», opina Mabel Galaz. ««El rey es quien toma las decisiones, pero la voz de la reina también se deja oír en privado. Ella tiene un especial olfato para afrontar las situaciones complicadas».
«La intuición de periodista de la reina la ha dotado de una capacidad natural para anticiparse a las reacciones que se pueden producir tras hechos complicados de gestionar», continúa Mabel Galaz en su libro. Y recuerda: «Siendo príncipe aseguró en varias ocasiones que el día que encontrara una pareja le resultaría más fácil llevar a cabo su trabajo. Ya casado ha ahondado en esta idea: ejercer su papel de representación en compañía arroja mejores resultados».