Miles de personas recibieron el viernes al rey Carlos III cuando llegó al Palacio de Buckingham en Londres, donde se izó por primera vez el estandarte real en su honor y el nuevo monarca dio un largo paseo saludando a la multitud.
Carlos voló desde Escocia a Londres, tras pasar la noche en el castillo de Balmoral, donde murió su madre Isabel II. Apareció en las inmediaciones del palacio y saludó por primera vez a su pueblo. Uno por uno, fue dando la mano a los ciudadanos agolpados en primera fila, mientras los asistentes gritaban: “¡Dios salve al rey!”.
Acto seguido, se dirigió a los interiores de Buckhingham, un trayecto que normalmente hace en coche y fuera de los focos. Esta vez hizo caminando, solo acompañado por Camila, en el paseo más desolador de su vida, el que por primera vez hizo sabiendo que su madre, Isabel, ya no estaría en el interior del palacio.
Poignant images of the King and Queen arriving at Buckingham Palace for the first time as Sovereign and Consort. pic.twitter.com/LdD60skFo3
— Royal Central (@RoyalCentral) September 9, 2022
El adiós a una eterna monarca
La verja del palacio real despertó a primera hora ya impregnada de flores y mensajes de agradecimiento a Isabel II. Desde el anuncio de su fallecimiento, la ciudad entera se ha movilizado hacia el céntrico monumento para vivir una ocasión histórica y una despedida que se alargará durante varios días.
“Vinimos en el tren esta mañana para rendir tributo a la reina”, cuentan Steve y Duncan, que llegaron de Yorkshire (norte de Inglaterra).
“Es nuestra monarca, alguien a quien queríamos, muy querida en nuestros corazones. Creo que hizo mucho bien a nuestro país durante 70 años. Fue muy fuerte en tiempos turbulentos, también en los buenos. Anoche estábamos muy tristes (…) y decidimos venir en el tren esta mañana”, agregaron.
A primera hora del día, los más madrugadores, muchos de ellos padres, aprovecharon las primeras luces de la mañana para acercarse a Buckingham para que sus hijos, antes de ir a la escuela, pudieran rendir homenaje a la reina. Como la pequeña Mila, de tan solo once años: “Soy una gran admiradora de la reina. Y estoy aquí para ver las flores y a las gente”.
El flujo de gente fue aumentando conforme pasó el día, a la vez que la ofrenda floral fue adueñándose poco a poco del metal que separa el palacio real de su pueblo.
James, londinense, fue de los que quiso estar antes que nadie en Buckingham: “La familia real es una familia muy importante para mí. Mi tía abuela sirvió en el palacio de Buckingham para el príncipe Felipe antes de que tristemente falleciera. Pienso en mi familia, pienso en mi abuela, en mi madre. Sin importar si eres monárquico o si crees en la familia, creo que ellos sirvieron constantemente en la vida de todos, a lo largo de mi vida durante 25 años”.
Tulipanes, girasoles, rosas y todo tipo de flores desfilaban por el sendero principal del parque camino del palacio. Ofrendas procedentes de todo el mundo. “Fue impactante, aunque estuvimos viendo la televisión, así que sabíamos que era algo inminente. Y claro, ella había estado frágil en los últimos años, nos dimos cuenta”, apuntó.