Quiero acostarme con mi pareja, pero mi libido dice no. Quiero levantarme pronto, hacer mil cosas, pero ya no puedo hacer las cosas como antes. Quiero leer un libro, pero la neblina mental lo impide. Quiero estar tranquila, pero algo me hace gritar al que tengo enfrente, patalear, rabiar. Quiero bajar de peso, lo intento, me esfuerzo, pero no puedo. Quiero estar feliz, tengo motivos, pero algo, como un succionador de energía y alegría se interpone. Quiero bajarme de esta montaña rusa de síntomas y emociones.
Laura, Eirene y Loreta viven en países tan dispares como Chile, España y Croacia, pero, según cuentan a BBC Mundo, el párrafo anterior resume buena parte de lo que han vivido en los últimos años. También pasaron por un largo camino hasta dar con lo que tenían.
«Con 17 años empecé a tener síntomas locos. Vértigos, un zumbido en el oído, me sentía muy mal al entrenar. Pensaban que era epilepsia. Después de medio año de pruebas, vieron que era la tiroides», cuenta Loreta.
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El caso de Eirene empezó por problemas estomacales en 2009, endoscopias, gastroscopias, colonoscopias, una doctora que le dijo que se estaba inventando una enfermedad, hasta que, en la década siguiente, le dieron su diagnóstico.
Laura escuchó cómo un médico le decía que estaba gorda porque «los venezolanos lo están porque comen muchas arepas» y ha visto a siete u ocho médicos para encontrar un tratamiento que no le suponga un shock hormonal.
Las tres tienen hipotiroidismo autoinmune.
UNA MARIPOSA QUE CONTROLA TU ENERGÍA
La tiroides es una glándula con forma de mariposa ubicada en el cuello. Su trabajo es producir hormonas esenciales para ayudar al cuerpo a usar energía, mantenerse caliente y mantener el funcionamiento correcto del cerebro, corazón, músculos y otros órganos.
El hipotiroidismo es más frecuente y está infradiagnosticado
«Es como la batería del cuerpo. Si funciona mucho o poco, hay síntomas», cuenta a BBC Mundo la endocrinóloga Paloma Gil. Si funciona poco, aparece el hipotiroidisimo y se siente «como un juguete al que se le acaban las pilas, se cansa más fácilmente»; si funciona demasiado, se produce hipertiroidismo y la persona puede estar «como si alguien le hubiera dado una dosis extra de cafeína, acelerado».
Ambos, hipo e hipertiroidismo, tienen multitud de sintomas: caída de pelo, pérdida de energía, cambios de humor repentinos, pérdida o ganancia de peso, cambios en la menstruación, en la piel, olvidos y neblina mental.
«El problema es que son inespecíficos», comenta el doctor Francisco Javier Santamaría, miembro de la Sociedad Española de Endocrinología. Por ejemplo, en el caso del hipotiroidismo «se puede confundir con tener una mala racha o una depresión».
El hipotiroidismo es más frecuente y, cuenta Santamaría, está infradiagnosticado. «La incidencia es de más o menos un 10% de la población que la sufre. La mitad de ellos no está diagnosticado». Es una dolencia principalmente femenina: «El 80% de las personas que padecen de tiroides son mujeres».
«No somos un órgano separado de un cuerpo»
Un tratamiento muy habitual es la levotiroxina, una pastilla que regula el desajuste de la tiroides. «Una vez que se ponen las hormonas bien se puede hacer una vida normal», explica la doctora Gil.
Pero no ocurre así con Loreta, Eirene y Laura, que, aunque están bajo control médico y con tratamiento, siguen teniendo síntomas.
«A veces estoy deprimida, todo te cansa mucho. Es difícil combinar esta enfermedad con el ritmo de vida actual», se queja Loreta, mientras que Laura, una persona muy activa, tiene días que debe trabajar tumbada en la cama. «Trato de hacer todo lo mejor que puedo, sin presión. Pero es muy difícil estar bien a 100%», añade Eirene.
Loreta ha visto su condición agravarse, tiene nódulos y puede que le extirpen parte de su tiroides. «El médico (el actual) me dijo que había cosas que me pasaban, como no poder enfocarme, no poder mantener una conversación, eran por esto. Siempre me digo ‘yo no soy así. Es mi tiroides'».
«Normalmente la mayoría de los pacientes, el 80 o 90% se normaliza. Pero hay casos que no llegan a estar 100% normal», apunta el doctor Santamaría.
«Hay casos que son más complejos. La mayor parte de los hipotiroidismos son de tipo autoinmune y, aunque tomes medicación, esta autoinmunidad sigue afectando a otros órganos», sostiene el doctor Santamaría.
Esto significa que nuestro sistema acaba atacándose a sí mismo. «Produces anticuerpos y atacas a otras cosas, vas contra el folículo del pelo, te da vitíligo, problemas en el intestino…»
Además, apunta Santamaría, la hormona tiroidea afecta a todo, incluso al sistema nervioso: «Hay mucha labilidad emocional, irritación. Aunque hayas corregido la tiroides, puede persistir esa clínica (síntomas).
En definitiva, muchos pacientes no encuentran respuestas.
Un camino autodidacta
Las tres pacientes entrevistadas por BBC Mundo acusan que el problema es que no hay tantos médicos actualizados ni tampoco hay un tratamiento integrativo de la tiroides. «Todo está relacionado, no somos un órgano separado del cuerpo», dice Eirene.
Loreta, Eirene y Laura sintieron que no estaban recibiendo todas las respuestas que necesitaban. Las tres emprendieron un camino autodidacta de libros, videos, cursos, lleno de informaciones contradictorias y soluciones a base de ensayo-error.
Las tres acudieron a algo que, saben, es un privilegio: un médico privado que les dedique más tiempo y les lleve su control rutinario. Y tanto Laura como Eirene, acudieron específicamente a especialistas en medicina integral para que revisaran todos su síntomas y los trataran en conjunto.
Isabel García es médica especialista en endocrinología y nutrición con una visión integrativa. Asegura que a su consulta acuden muchas personas cansadas de dar vueltas y «dañadas por médicos a los que dicen que no se encuentran bien a pesar de que las analíticas aparezcan correctas. Ahí hay otras cosas que evaluar».
«Las enfermedades tienen una causa, una raíz. Muchas veces no se solucionan con solo una pastilla. Hay que ver a la persona», sostiene García y apunta que un problema es que en las facultades y en las consultas médicas «no se habla del componente emocional ni de la importancia de la alimentación y los hábitos».