Hoy mismo, en París, Demna Gvasalia ha presentado su segunda colección de alta costura para Balenciaga y no solo el front row a estado cuajado de celebridades, sino también la propia pasarela. Antes la mirada de asistentes de la talla de Kris Jenner, Offset, North West, Alexa Demie y Tracee Ellis Ross, grandes figuras como Kim Kardashian, Nicole Kidman, Dua Lipa, Christine Quinn del reality Sunset: La milla de oro, Bella Hadid y Naomi Campbell desfilaron por los históricos salones de Balenciaga luciendo la última colección de alta costura de la casa. Fue sin duda un elenco ecléctico, un tanto inesperado, sobradamente glamuroso y, como siempre, puramente Balenciaga.
No es la primera vez que Balenciaga recurre a caras conocidas para que ejerzan de modelos en sus desfiles. Ya en la temporada de primavera de 2022, la firma celebró un evento entre desfile y alfombra roja en el que se mezclaron modelos profesionales, amigos de la marca y celebridades como el rapero Offset y la actriz Isabelle Huppert, que posaron para las cámaras de los paparazzi y acabaron saliendo en el lookbook de Balenciaga (aquel fue también el mismo desfile en el que Gvasalia emitió su propia versión de un episodio de Los Simpson, en el que inundaba Springfield con sus rompedores looks y Marge pasaba por su obra y gracia de ama de casa a reina del baile de Balenciaga). Ya en otoño de 2020, la farándula se subió a la pasarela en Vetements, cuando Gvasalia aún estaba al frente. El público vio pasar ante sus ojos a un montón de dobles indistinguibles de celebrities al tuntún –de Naomi Campbell, Mike Tyson, Angelina Jolie, Snoop Dogg o Sharon Stone– que incitaban a mirar dos veces para asegurarse.
Por supuesto, el culto a la fama de Balenciaga trasciende su pasarela. Justin Bieber, Cardi B y Kim Kardashian han protagonizado campañas de la firma e incluso vistieron de ella en la última a Met Gala. La estrategia de Balenciaga para aprovechar la influencia de las estrellas difiere de los métodos más tradicionales que emplean otras casas, que sobre todo se limitan a convertir al personaje en embajador. En cambio, el efecto Gvasalia tiene un punto metarreferencial; de crítica al propio culto a la fama. El famoso no hace a Balenciaga, sino todo lo contrario: la marca moldea al famoso a la medida de su universo. Si Bieber opta por vestirse a menudo en su día a día con la ingeniosa e indescriptible ropa holgada de Balenciaga, Kim Kardashian pudo presentarse en la Met Gala cubierta de pies a cabeza con un traje negro personalizado que delinea su reconocible figura, metamorfoseando así uno de los rostros más conocidos del mundo en una tabula rasa al servicio de Balenciaga.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.com. Traducción y adaptación: Esther Giménez.